España: promocionan la Ruta de los primeros cristianos de Tarraco

La ciudad de Tarragona y la Diócesis proponen un recorrido que incluye los museos y monumentos más importantes por su legado paleocristiano

Madrid, 26 de agosto de 2015 (ZENIT.org) Staff Reporter | 0 hits

La ciudad de Tarragona y su Iglesia diocesana están promoviendo la Ruta de los primeros cristianos de Tarraco, que transcurre por diferentes museos y monumentos de la localidad situada al norte de España. El itinerario parte de la capilla de San Pablo, en el Seminario, donde se ofrece una aproximación global al patrimonio paleocristiano del lugar. Luego sigue por la Catedral, el Museo Diocesano, el Museo Bíblico Tarraconense, el anfiteatro, el Foro de la Colonia, la Necrópolis Paleocristiana y termina en el conjunto arqueológico del Parc Central, donde hay una pequeña basílica de gran riqueza. En la ruta, se integra también el conjunto tardorromano de Centcelles, que custodia unos mosaicos de gran valor con escenas del Antiguo y Nuevo Testamento.

El Patronato Municipal de Turismo ha editado desplegables con la información en diferentes idiomas, así como el carné de la ruta. Se puede conseguir por el precio de un euro y permite acceder a los monumentos y museos con una tarifa reducida. También se ha instalado la señalización oportuna y se ha diseñado un logotipo para diferenciar los espacios que forman parte del itinerario.

Tarragona es una de las ciudades hispánicas más ricas en cultura material paleocristiana. La tradición vincula la llegada del cristianismo a la acción misionera del apóstol Pablo, pero la primera noticia sobre cristianismo en la ciudad es del año 259 cuando el obispo de Tarraco, Fructuoso y sus diáconos Augurio y Eulogio, fueron quemados vivos en el anfiteatro bajo la persecución de los emperadores Valeriano y Galieno. En época tardorromana la Iglesia de Tarragona fue sede metropolitana de la Provincia Tarraconense, fue dinamizadora de los muchos Concilios provinciales y algunos de sus obispos fueron designados como legados del Papa para las provincias hispánicas. El patrimonio documental, artístico y arqueológico paleocristiano que la ciudad custodia es, en su conjunto, el más notable de toda la Península Ibérica.