Beatifican a Mama Antula en Argentina

BUENOS AIRES, 27 Ago. 16 / 02:39 pm (ACI).- Unos 40 mil fieles y 36 obispos de Argentina participaron en la ceremonia de beatificación de María Antonia de Paz y Figueroa, más conocida como Mama Antula, este sábado 27 de agosto.

La misa se celebró en Santiago del Estero en Argentina y comenzó a las 11:00 a.m. (hora local). Fue presidida por el delegado del Papa Francisco y Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, Cardenal Angelo Amato.

En la Plaza Monseñor Gerardo Sueldo, el Cardenal Amato dijo que Mama Antula fue "pionera en la formación de los laicos y de los sacerdotes en la vida de comunión con Jesús mediante la práctica de los ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola. Por amplitud y por resultados su apostolado, dicen los testimonios, superaba largamente el de muchos celosos sacerdotes".

"En la base de este incansable apostolado había una vida interior alimentada por una gran fe en Dios (...) María Antonia era una enamorada de Jesucristo y una enamorada de la Eucaristía. Alimentaba una especial devoción al niño Jesús, el Manuelito, como lo llamaba afectuosamente", recalcó el Purpurado.

El Cardenal destacó luego que el celo de Mama Antula "era extraordinario, trataba del mismo modo a los grandes y a los pequeños, al noble y al plebeyo, al rico y al pobre, al patrón y al doméstico, a las damas de la alta sociedad y a las del pueblo. Con todos era amable, sincera, afable. Este espíritu de caridad fue transmitido por ella a mujeres pías que siguieron sus huellas y se convirtieron también ellas en portadoras de agua fresca evangélica".

"Hoy finalmente Argentina puede poner al lado del Beato José Gabriel Brochero, apóstol y benefactor del pueblo, la igualmente gigantesca figura de esta mujer que ha transformado su sacerdocio común en apostolado dinámico valiente. Que ha traído a través de los siglos frutos copiosos de santidad y de coherencia evangélica".

Al finalizar la Santa Misa, el Obispo de Santiago del Estero, Mons. Vicente Bokalic, afirmó que la nueva Beata Mama Antula fue una "mujer laica que encontró su lugar en la Iglesia” en una época “en que la mujer tenía la alternativa de estar en su casa o en algún monasterio, ella tomó otro camino”.

"Se podría afirmar que Mama Antula era una misionera consumada, una mujer en salida, es salirse sí, de uno mismo para poder llegar al otro. Al que tenemos cerca y al que está lejos y todo a aquel que necesita la luz del Evangelio (...) Esta mujer laica, con la fuerza que provenía del Señor y su determinación no se doblegó en la adversidad, dejó todo de lado, incluso su familia para servir y para hacer amar a Dios".

“Ciertamente el testimonio de Mama Antula reafirma la urgencia que pide el Papa Francisco de una presencia femenina más capilar e incisiva en nuestras comunidades", resaltó.

En la Misa también se develó un lienzo con la imagen de la nueva beata, se presentó una reliquia suya y se anunció que su día de fiesta será el 7 de marzo, fecha de su partida al cielo. Con esta celebración Mama Antula se inscribe en la lista de los beatos de Argentina como José Gabriel Brochero, Ceferino Namuncurá, Laura Vicuña, María Ludovica de Angelis, Crescencia Pérez, Nazaria Ignacia March Mesa, María Tránsito de Jesús Sacramentado (Madre Cabanillas) y Artémides Zatti.

Concelebraron la Misa de beatificación Mons. José María Arancedo, Presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), el Cardenal Mario Poli, Arzobispo de Buenos Aires y Primado de Argentina, el Cardenal Luis Héctor Villalba, Arzobispo Emérito de Tucumán; y Mons. José Melitón Chávez, Obispo de Añatuya.

Beata Mama Antula

María Antonia de Paz y Figueroa nació en 1730 en Santiago del Estero. Trabajó desde muy joven con los jesuitas colaborando en la organización de ejercicios espirituales. Luego partió a Buenos Aires, donde se dedicó durante 20 años a predicar el mensaje de Cristo.

En 1795 fundó la Santa Casa de Ejercicios Espirituales en Buenos Aires, la que aún cumple su misión bajo el cuidado de la congregación Hijas del Divino Salvador. Falleció el 7 de marzo de 1799 en dicha residencia. Sus restos descansan en la actualidad en la Iglesia Nuestra Señora de la Piedad, en Buenos Aires.

El 4 de marzo el Papa Francisco aprobó el decreto que reconoce el milagro obrado por intercesión de la Sierva de Dios: en 1904 la religiosa María Rosa Vanina, de las Hijas del Divino Salvador, se recuperó de manera inexplicable de una colecistitis aguda con shock séptico, luego que los médicos pronosticaron una muerte segura.

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