ROMA, 26 Ene. 17 / 01:04 pm (ACI).- Ha muerto este jueves 26 de enero en Roma el P. Giuseppe Berardino, sacerdote de 50 años al que el Papa Francisco visitó el 15 de enero pasado en la parroquia de Santa María a Setteville di Guidonia, de la que era Vicepárroco.
El Santo Padre quiso encontrarse personalmente con el sacerdote, afectado desde hacía varios años por una grave enfermedad: esclerosis lateral amiotrófica. Según narra el párroco, P. Gino Tedoldi, el P. Berardino vivió su enfermedad con gran fe y serenidad, sin lamentarse.
El Vicepárroco de Santa María a Setteville de Guidonia, Francesco Zanoni, afirmó en declaraciones recogidas por Radio Vaticana, que el P. Giuseppe “murió serenamente”, a pesar de la dureza de la enfermedad: “fueron dos años muy duros en los que esta enfermedad, de una manera muy violenta, lo cerró por completo en sí mismo”.
De la visita del Papa Francisco a la parroquia el 15 de enero, recuerda que “el Santo Padre, lo primero que hizo al llegar, fue entrar en la habitación de don Giuseppe, y allí se inclinó sobre su oído y le susurró frases que nos conmovieron a todos los que estábamos con él.
Le dijo: ‘Giuseppe, soy tu obispo. Estoy aquí para decirte que el Señor está muy cerca de ti, muy cerca’. Entonces le dio una caricia y la unción de los enfermos con un rito muy breve pero de una forma muy sentida”.
De otro lado, en un artículo publicado en la web parroquial, el P. Tedoldi destacó el valioso ejemplo que ofreció el fallecido presbítero a toda la comunidad.
El P. Giuseppe Berardino nació en 1966 en Avellino, Italia. Su vocación sacerdotal comenzó en el Camino Neocatecumenal, del que participó desde joven en la parroquia de San Ciro Martire de su ciudad natal.
Tras estudiar en el seminario Redemptoris Mater, en Roma, se ordenó sacerdote el 11 de mayo de 2003. Posteriormente, fue asignado a la parroquia de Santa María a Setteville como Vicario Parroquial.
Al sacerdote se le diagnosticó la enfermedad a los 46 años, el 21 de agosto de 2015, y en poco tiempo le limitó enormemente la movilidad. “El médico que lo trataba me dijo que no había visto nunca un caso tan rápido y violento”, relató el párroco.
Giuseppe quedó pronto totalmente postrado en una cama dispuesto a ofrecer su sufrimiento por la salvación de las almas. “Ha sido siempre un sacerdote que llevaba la cabeza y el corazón en la comunidad de sus parroquianos, un hombre de oración, de caridad, prudente y querido por todos”.
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— ACI Prensa (@aciprensa) 26 de enero de 2017
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