Católicos dan último adiós a querido Obispo fallecido en Uruguay

MONTEVIDEO, 14 Ago. 17 / 10:46 am (ACI).- Cientos de personas de distintas partes de Uruguay se congregaron el miércoles 9 de agosto, en la Catedral de Tacuarembó, para despedir a su Obispo, Mons. Julio Bonino, fallecido la noche anterior a los 70 años de edad.

El 6 de agosto, la Diócesis emitió un comunicado en el que informaba que la salud de su Obispo era “delicada” y finalmente la noche del 8 de agosto, Mons. Julio Bonino falleció tras 27 años de servicio episcopal.

La Misa de exequias del 9 de agosto fue presidida por el Arzobispo de Montevideo, Cardenal Daniel Sturla, y concelebrada por los obispos de las diócesis de Tacuarembó, más de 60 sacerdotes y diáconos.

También estuvieron presente autoridades, militares y representantes de distintas instituciones y organizaciones.

La homilía estuvo a cargo del P. Hebert Pochelú, amigo de Mons. Bonino, quien aseguró que en el fallecido pastor era posible encontrar “la riqueza del que busca y del que es siervo de Dios”.

“Siempre fuimos amigos, pero esa amistad se fue afirmando más y más cuando se fue formando en él un hombre del pueblo”, dijo el P. Pochelú.

Asimismo recordó una anécdota del Obispo, el que un día, sentado frente al sagrario, le pidió a Jesús que lo ayudara en determinado asunto y al día siguiente dijo: “pero qué horrible!, ¿cómo le voy a decir al patrón qué hacer? y nunca más se permitió esa insensatez, sino más bien el gesto de preguntarle a Jesús, ¿qué quieres que hagamos?”.

Luego comprendió que no solo él debía preguntarle a Dios sino la comunidad entera, “y así nos fue acostumbrando a la consulta, consulta permanente”.

“Julio  decía siempre que había que consultar los sentimientos del pueblo”, recordó el P. Pochelú, “no era alguien que se mostraba como que sabía todo, sino como alguien que quería conocer lo que compartía la gente”.

El P. Pochelú también citó la última reflexión de Mons. Bonino de su Boletín Digital Diocesano “Manantial”, donde explicó que vivir en comunidad  “debe ser también vivir una relación interpersonal que respete al otro como persona”.

“Significa un esfuerzo continuo de comprensión del otro, dejando de lado todo egoísmo, tratando de volverse un enriquecedor mar de Galilea, rico en flores, flores de verdad, de servicio,de la alegría, de paz de cercanía”, sostuvo Mons. Bonino en su última reflexión.

“Queridos hermanos y hermanas, como decía Julio, que el Dios de la vida lo reciba hoy en su casa, que el Dios de la vida le  conceda ahora la alegría para siempre de su paz”, concluyó P. Pochelú.

Antes de terminar la Eucaristía, el Presidente de la Conferencia Episcopal de Uruguay, Mons. Carlos Collazzi animó a la comunidad a pedirle a Señor que “Mons. Julio interceda por ustedes y por nosotros”.

Finalmente, Javier, hermano del fallecido Obispo lo despidió  diciendo: “Querido hermano, ya sé que estás en el cielo con papá y mamá. Te quiero mucho, hermano. Ahora que estás en el cielo me cuidarás y estarás en las buenas y en las malas. Te quiero hermano, y te voy a extrañar”.

El entierro tuvo lugar en el Cementerio Municipal donde la Diócesis de Tacuarembó tiene un panteón.

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