Cardenal Müller: Hay grupos que quieren que yo lidere un movimiento contra el Papa

VATICANO, 27 Nov. 17 / 04:01 pm (ACI).- El ex Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el Cardenal alemán Gerhard Müller, lamentó que existan grupos en la Iglesia que quieren verlo liderar un movimiento en contra del Papa Francisco.

En entrevista concedida el 26 de noviembre a Massimo Francisco del diario italiano Corriere della Sera, el Purpurado señaló que “hay un frente de grupos tradicionalistas, y también de progresistas, que quisiera verme como líder de un movimiento contra el Papa. Pero no lo haré nunca”.

“He servido con amor a la Iglesia durante 40 años como sacerdote, 16 años como catedrático de teología dogmática y 10 años como obispo diocesano. Creo en la unidad de la Iglesia y no concedo a nadie instrumentalizar mis experiencias negativas de los últimos meses”, dijo el Cardenal que dejó el cargo de Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe el 1 de julio de 2017.

El Purpurado indicó asimismo que “las autoridades de la Iglesia, sin embargo, deben escuchar a quien tiene preguntas serias o reclamos justos, no ignorarlo o peor, humillarlo”.

“De hacerlo así, sin quererlo, puede aumentar el riesgo de una lenta separación que podría desencadenar un cisma de una parte del mundo católico, desorientado y desilusionado. La historia del cisma protestante de Martín Lutero de hace 500 años debería enseñarnos que ese error debe evitarse”.

Tras precisar que no es un “enemigo” del Papa, el ex Prefecto resaltó que “un obispo católico y cardenal de la Santa Iglesia Romana está por naturaleza con el Santo Padre. Pero creo que (…) los verdaderos amigos no son quienes adulan al Papa, sino aquellos que lo ayudan con la verdad y la competencia teológica y humana”.

El Cardenal explica que es cierto que hay tensiones en la Iglesia, y que estas nacen “de la contraposición entre un frente tradicionalista extremistas en algunos sitios web, y un frente progresista igualmente exagerado, que hoy busca acreditarse como superpapista”.

En su opinión, “los cardenales que expresaron sus dudas (dubbia) sobre la Amoris Laetitia, o los 62 firmantes de una carta de críticas también excesivas al Papa son escuchados, no liquidados como ‘fariseos’ o personas quejumbrosas. El único modo para salir de esta situación es un diálogo claro y directo. En vez de eso tengo la impresión de que en el ‘círculo mágico’ del Papa hay quien se preocupa sobre todo de hacer de espía sobre los presuntos adversarios, impidiendo así una discusión abierta y equilibrada”.

Para el Cardenal, “clasificar a todos los católicos según las categorías de ‘amigo’ o ‘enemigo’ del Papa, es el daño más grave que causan a la Iglesia. Uno permanece perplejo ante un periodista bien conocido, ateo, que se dice amigo del Papa; y en paralelo, un obispo católico y cardenal que como yo es difamado como opositor del Santo Padre”.

“No creo que estas personas puedan impartir lecciones de teología sobre el primado del Romano Pontífice”, subrayó.

El Purpurado alemán indicó también que el “Papa Francisco es muy popular y esto es un bien, pero la gente ya no recibe los sacramentos. Y su popularidad entre los no católicos que lo citan con entusiasmo no cambia sus falsas convicciones. Emma Bonino (parlamentaria italiana), por ejemplo, alaba al Papa pero se mantiene firme en sus posiciones sobre el aborto, algo que el Papa condena”.

En su opinión, la etapa del “hospital de campaña” que propuso el Santo Padre para la Iglesia al inicio de su pontificado, ya se ha cerrado. Hoy, continuó, “necesitamos más un Silicon Valley de la Iglesia. Debemos ser los Steve Jobs de la fe, y transmitir una visión fuerte en términos de valores morales, culturales y de verdades espirituales y teológicas”.

No basta, subrayó, “la teología popular de algunos monseñores ni la teología demasiado periodística de otros. Necesitamos la teología a nivel académico”.

Para concluir, el Cardenal Müller dijo tener la “sensación de que Francisco quiere escuchar e integrar a todos, pero los argumentos de las decisiones deben ser debatidos antes. Juan Pablo II era más filósofo que teólogo, pero se hacía asistir y aconsejar por el Cardenal Ratzinger en la preocupación de los documentos del magisterio. La relación entre el Papa y la Congregación para la Doctrina de la Fe es y será siempre la clave para un pontificado provechoso”.

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