De barman a sacerdote: “¡Dios es muy insistente!”

¿Cómo se pasa de ser barman y vivir 15 años sin ir a Misa al sacerdocio? El P. Juan de Cáceres tiene en su vida la respuesta: “¡Dios es muy insistente!”.

El P. Juan comenzó a estudiar Derecho pero lo dejó para poner un bar de copas del que fue barman. Pasaron unos 15 años sin ir a Misa hasta que se confesó y volvió a la fe, después de que un amigo le invitara a unas charlas sobre la oración que cambiaron su vida.

Hoy es sacerdote de la diócesis de Santander, en España.

Tras terminar el colegio el P. Juan de Cáceres se matriculó en Derecho. Según reconoce, no era muy buen estudiante. Así en el 2006, cuando tenía 28 años, decidió abrir su propio local, que se convirtió en el bar de moda de Santander.

Sin embargo, lo que prometía como un negocio de éxito, con la llegada de la crisis económica en España se convirtió en un foco de dificultades al que se unió a la crisis de cumplir 30 años.

“Estaba muy perdido, con unos créditos que me ahogaban y con la crisis casi no había clientes. Además, mis amigos dejaron de salir como antes. Empezaron a casarse, a tener parejas estables. Me encontraba solo”, asegura en una entrevista a El Diario Montañés.

Había dejado de ir a Misa hace quince años, pero un amigo le invitó a unas charlas sobre la oración y ése fue el punto que cambió su vida.

Al principio, recordó, acudía a las charlas para luego pasar un tiempo con su amigo. Pero poco a poco algo cambió dentro de él: comenzó a ir a Misa nuevamente, se confesó y retomó los estudios de la universidad.

Su vida comenzó a encajar de nuevo, hasta que pasados dos años de aquel nuevo inicio, “sintió la llamada” al sacerdocio.

Pero su primera reacción fue “decir no”.

“Me puse todo tipo de objeciones: mi trabajo, mis créditos, mi vida. Pensaba que lo que me tocaba era asentarme, conocer a una mujer que me hiciera muy feliz y tener una familia. ¡Pero Dios es muy insistente!”. Y a partir de ahí no dejó que esta idea saliera de mi corazón ni de mi mente”, aseguró.

Por eso cuando decidió entrar en el seminario, pidió al Obispo de la diócesis, entonces Mons. Vicente Jiménez, que fuera lejos de Santander porque “debía mantener distancia” con su vida anterior. Y por eso ingresó en el seminario de Pamplona.

“Estuve trabajando en el bar hasta el día anterior a irme a Pamplona, donde pasé tres años fantásticos, de 2011 a 2014”, recordó. Durante ese tiempo, el P. Juan también trabajó con la comunidad católica china.

El pasado mes de enero fue ordenado sacerdote y se le encargaron las parroquias de las localidades de Beranga, Praves, Hazas de Cesto y Solórzano, en Santander.

Además de las parroquias, también imparte clase de Religión tres días a la semana a adolescentes.

Pero no toda la experiencia de barman fue mala. El sacerdote recordó que en esos años “hacía un poco de confesor de todo el mundo”.

Además es el delegado de pastoral vocacional de la diócesis, porque según explicó “muchas personas han sentido lo mismo que yo, pero no han sabido cómo seguir porque la sociedad a veces no te deja. Aquí estoy yo para escuchar y guiar”.

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