Hoy es la fiesta de Santa Narcisa de Jesús, modelo de catequista

Redacción Central, 09 Dic. 18 (ACI Prensa).- Santa Narcisa de Jesús fue una laica y catequista cuya espiritualidad “está basada en el escondimiento a los ojos del mundo, viviendo en la más profunda humildad y pobreza, ofreciendo al Señor sus penitencias como holocausto para la salvación de los hombres”, así lo expresó San Juan Pablo II el día de su beatificación en 1992.

Narcisa de Jesús nació en Nobol, Ecuador, a fines de 1832. Sus padres fueron Pedro Martillo Mosquera y Josefina Morán, campesinos profundamente creyentes y sencillos que fallecieron cuando Narcisa era muy joven.

Desde los 15 años trabajó como costurera y se volvió una excelente catequista para sus hermanos y niños del vecindario. En ese tiempo comenzó a leer sobre la vida de Mariana de Jesús y adoptó su espiritualidad.

En 1852 se trasladó a Guayaquil y se hospedó con una familia muy conocida que habitaba junto a la catedral. Allí vivió por más de 15 años dedicada a la oración, al trabajo manual y a la caridad atendiendo a pobres y enfermos.

Fue dócil a las directrices de sus directores espirituales, y compartió ideales, y a veces vivienda, con la Beata Mercedes de Jesús Molina.

A principios de 1868 viajó a Lima en Perú y allí continuó su vida virtuosa como laica, alojada en la Casa de las Hermanas de la Orden Laical de Santo Domingo, hasta su muerte a causa de unas fiebres el 8 de diciembre de 1869, día de la Inmaculada Concepción.

Se supo después que cumplió un voto privado de virginidad perpetua, de pobreza, obediencia, clausura, eremitismo, ayuno a pan y agua, comunión diaria, confesión, mortificación y oración. Todos estos votos los mantuvo fielmente.

Su cuerpo fue trasladado a Guayaquil en 1955 y ahora permanece en Nobol, su pueblo natal.

Narcisa fue beatificada el 25 de octubre de 1992 por San Juan Pablo II. Se le atribuyó el milagro de curación de cáncer de Juan Bautista Pesantes Peñaranda en 1967.

El 12 de octubre 2008 fue canonizada por el Papa Benedicto XVI. El milagro consistió en la sanación de la niña de 7 años Edermina Arellano, que había nacido sin órgano genital. Los médicos a cargo del estudio del caso concluyeron que Edermina recibió en 1992: “la restitución completa del defecto anatómico, congénito, de manera imprevista, completa y duradera, científicamente inexplicable”.

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