Cardenal Müller responde a críticos de Benedicto XVI por documento sobre abusos

Al ofrecer una clara respuesta a quienes han criticado al Papa Emérito Benedicto XVI por su documento sobre el origen de los abusos sexuales, el Cardenal alemán Gerhard Müller afirmó que la renovación en la Iglesia Católica debe centrarse en Cristo y sus enseñanzas.

“Reconstruir y renovar a toda la Iglesia solo puede tener éxito en Cristo, si es que nos orientamos por la enseñanza de la Iglesia sobre fe y moral”, escribió el Prefecto Emérito de la Congregación para la Doctrina de la Fe en un artículo publicado el 26 de abril en la revista First Things, con el título “Benedicto y sus críticos”.

El documento de Benedicto XVI publicado por ACI Prensa el 10 de abril analiza la crisis de los abusos sexuales en la Iglesia a la luz de la revolución sexual de la década de 1960, el colapso de la teología moral y sus efectos en la vida de los sacerdotes y de la formación de los seminaristas.

Tras su publicación, algunos han criticado su aproximación como si el Sumo Pontífice Emérito hubiese manifestado una postura contraria al Papa Francisco.

Además del Cardenal Müller, el analista italiano Giulio Meotti también salió en defensa de Benedicto XVI con un escrito titulado “El 68 de los pedófilos”, en el que explica cómo los intelectuales de izquierda de la década de los 60’s y 70’s defendieron y promovieron la pedofilia como parte de la revolución sexual, identificada por Benedicto XVI como el origen de los abusos sexuales en la Iglesia Católica.

En su escrito del 26 de abril, el Cardenal Müller destacó que “Benedicto es la figura más importante en la lucha de la Iglesia contra esta crisis” por su papel en la elaboración de las normas eclesiales en 2001 para luchar contra los crímenes más graves: “Él tiene la visión más amplia y más profunda en cuanto a este problema, sus causas e historia”, dijo el Purpurado alemán.

Benedicto “está en una mejor posición que todos los ciegos que quieren guiar a otros ciegos”, indicó el Cardenal. Quienes critican al Papa Emérito, agregó, “le faltan el respeto y están ciegos ideológicamente”.

De otro lado, el Purpurado precisó que ver el problema de los abusos como algo que tiene su origen en el clericalismo o en el celibato, resulta ser una ideología que socava “la tolerancia cero como la única política correcta”.

“El abuso sexual contra adolescentes o incluso seminaristas adultos no puede ser tolerado bajo ninguna circunstancia, incluso si el perpetrador quiere excusarse señalando que puede haber consentimiento entre adultos”, continuó.

El verdadero clericalismo, explicó el Cardenal Müller, caracteriza al obispo que “exige que sus clérigos den la Santa Comunión a las personas que no están en plena comunión con la fe de la Iglesia o a aquellos que necesitan ser absueltos de un pecado grave a través de la penitencia”. Si un prelado hace eso, entonces “abusa de la autoridad que se le confirió por Cristo y obliga a otros a actuar contra los mandamientos del Señor”.

En opinión del Prefecto Emérito, la reacción negativa de algunos ante el documento de Benedicto XVI evidencia “su diagnóstico: que un tipo de teología moral, que durante un buen tiempo no ha sido católica, ha colapsado”.

El Purpurado también denunció a quienes, “sobre las espaldas de las jóvenes víctimas de abusos sexuales, tratan de sustituir la enseñanza moral de la Iglesia, fundada en la ley natural y en la revelación divina, con una moral sexual propia acorde con el principio egoísta del placer de la década de 1970”.

Ante quienes culpan a la Iglesia de “interpretar los mandamientos de Dios de una manera pasada de moda” y que exigen una nueva forma “acorde con las ciencias humanas modernas”, el Purpurado alemán resaltó que “la moralidad siempre será la distinción entre el bien y el mal”.

En ese sentido, el Cardenal cuestionó: “¿El adulterio puede ser bueno solo porque una sociedad descristianizada cree algo que es distinto a lo que establece el sexto mandamiento (No cometerás actos impuros)?”.

“En los actos inmorales, especialmente contra el amor matrimonial y su fecundidad, (El apóstol San) Pablo detecta una negación de Dios porque la voluntad del creador no se reconoce como la medida de nuestras obras buenas”, continuó.

En ese sentido, el Cardenal explicó que una consecuencia concreta para la vida de la Iglesia es que “solo podemos admitir a la ordenación sacerdotal a candidatos que tengan los prerrequisitos naturales, que sean intelectual y moralmente capaces, y que muestren la disposición espiritual para entregarse totalmente al servicio del Señor”.

El Purpurado resaltó asimismo que considerar que el celibato es la causa de los abusos en la Iglesia es algo que solo puede surgir de “una perspectiva materialista y atea”. “No hay prueba de eso. La estadística sobre el abuso sexual indica lo contrario”.

Esa perspectiva atea, continuó, también se encuentra “en los argumentos de quienes culpan a un inventado ‘clericalismo’ o a la estructura sacramental de la Iglesia como origen de los abusos”. Recordó además que los clérigos no son meros “oficiales”, sino aquellos que deben servir con su ministerio al pueblo de Dios.

Finalmente, precisó el Prefecto Emérito de la Congregación para la Doctrina de la Fe, “todos nosotros tenemos que volver a centrarnos en el origen y centro de nuestra fe: el Dios Trino, la encarnación de Cristo, (…) la cercanía a Dios en la Santa Eucaristía y la confesión frecuente, la oración diaria, y la disposición para ser guiados en nuestra vida moral por la gracia de Dios”.

“Ninguna otra cosa nos dará la forma de salir de la crisis actual de fe y moral hacia un buen futuro”, concluyó.

Traducido y adaptado por Walter Sánchez Silva. Publicado originalmente en CNA

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