Iglesia en Siria sufre las consecuencias de la emigración

En una reciente entrevista con Ayuda a la Iglesia Necesitada, el Arzobispo Maronita de Alepo (Siria), Mons. Joseph Tobji, advirtió que la emigración “se ha convertido en nuestra herida sangrante”, y que el factor económico es preocupante en la ciudad, a pesar de que el Gobierno retomó el control del país hace dos años.

“Hemos perdido muchos recursos y muchos trabajadores calificados. Incluso aquellos que todavía están aquí están en algún otro lugar en sus corazones. La gente sueña con el paraíso del mundo occidental. Sin embargo, cuando llegan allí, encuentran una realidad diferente de la que esperaban”. Al respecto, precisó que muchos caen en la desesperación debido a la “decepción y desilusión”.

Mons. Tobji, quien es pastor de una pequeña comunidad conformada por 400 familias, comentó que “el conflicto aún no ha terminado”, pues “si bien la seguridad ha mejorado, aún continúan cayendo bombas en las afueras de Alepo en las últimas semanas”.

“Debemos fortalecer la fe de las personas, anclarlas en este país y animarlas a ser testigos de Cristo, a ser la sal de la tierra y la luz del mundo: no podemos permitir que nuestra presencia aquí se vuelva insignificante”, enfatizó el Arzobispo.

Recordó que a fines del 2016 se pensó que todos volverían a encontrar trabajo y podrían participar en la reconstrucción de la ciudad. “Nos sorprendió el impacto del bloqueo y las sanciones, que nos afectan aún más. Todos los días estamos plagados de fallas eléctricas (16 horas al día). La economía no está funcionando y la inflación se está disparando”, indicó.

Expresó que “la corrupción en el país ha alcanzado niveles récord”. Dijo que es “fácil imaginar la situación de los habitantes de Alepo”, y que hoy día “las personas están desmotivadas”.

“Hemos vivido un período particularmente doloroso de la historia, vivimos en circunstancias extraordinarias. Ahora tenemos que tratar con ellos adecuadamente. Con este fin, recientemente organizamos el primer Sínodo de los obispos católicos en Alepo la semana pasada”, explicó.

El Arzobispo mencionó que el 40% de la comunidad cristiana está formada por personas mayores, donde solo hay dos o tres albergues para ancianos en Alepo. “Tratamos de apoyarlos tanto socialmente como a través de la atención pastoral, asegurándonos de que tengan acceso a medicamentos, apoyo psicosocial, alimentos, educación y vivienda”, afirmó.

El número de cristianos en Alepo disminuyó dramáticamente durante la guerra civil de Siria. Antes del conflicto el número ascendía a 180.000, mientras que en la actualidad son 32.000.

Traducido y adaptado por Carla Marquina. Publicado originalmente en CNA.

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